HIJOS Y NO ESCLAVOS...
En el mensaje que nos da nuestro hermano Pablo en Gálatas 4:4-7, nos encontramos con un cambio de nuestra situación. Se dice que la humanidad, desde su inicio hasta el tiempo en que Jesús vino a la tierra, eran como niños que requerían de un tutor que les estuviera indicando como manejar la herencia de su Padre. Esto refiriéndose al plan de salvación del cual todos participaban a través del sistema de sacrificios y el cumplimiento de las leyes ceremoniales en general. Luego, cuando Jesús vino a la tierra en cuerpo de hombre, quitó la esclavitud en la que estaba la humanidad bajo la Ley Ceremonial.
Los libró de esta Ley y los hizo hijos en vez de esclavos, al morir en
la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios. Jesús vino y dio ejemplo de
conducta y obediencia a la Los Diez Mandamientos que Dios mismo escribió en
piedra como muestra de su duración perpetua. Luego que Jesús dejara ejemplo,
nos dejó a su Espíritu Santo, por quien ya no era necesario estar bajo un
sistema de leyes de higiene, convivencia, santificación, etc. Ahora, por medio
del Espíritu Santo, toda la humanidad podría ser convencida de pecado solo con
contemplar la Ley escrita por Dios.
Ahora, no somos esclavos de una Ley que nos indica qué hacer paso por
paso, sino que somos hijos que obedecemos a la Ley Divina, no para ser salvos,
sino como resultado de la Salvación que Dios nos dio a través de su Hijo Jesús.
Esa Salvación es la herencia que recibimos de Dios para vivir con Él
eternamente en las moradas que Jesús fue a prepararnos en la casa de su Padre,
de nuestro Padre Amado.
Muchas Bendiciones
Es muy importante que tengamos claro que necesitamos tomar decisiones de vida para vida. Jesús nos invita tiernamente a seguirle, pero necesita que nos comprometamos (no tanto en llevar una biblia debajo del brazo) sino en vivir de manera acorde a un hijo de Dios, que permitamos que su carácter se vea reflejado en nuestra forma de hablar, de ver las cosas, de solucionar nuestros problemas, de actuar en los diversos momentos de nuestra vida... Jesús no pide más de lo que podemos darle. Él nos conoce y sabe muy bien cuales son nuestras debilidades. Pongamoslas en sus manos y Él obrará grandemente.
ResponderEliminarDios les bendiga.