martes, 5 de junio de 2012

Jesús y el amor del Padre

El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción.  El Padre Ama al Hijo, y ha puesto todo en sus manos.  El que cree En el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo No sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo El castigo de Dios.

Juan 3: 34 AL 36

Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra *santificación.

2 Corintios 7
 
 Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: « ¡*Abba! ¡Padre!»  
Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.                         

Gálatas 4: 6 Y 7

 
 En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños.  Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.  Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.»
Mateo 11: 25  al 30


»Así que no les tengan miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse.  Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas.  No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos gorriones por una monedita?  Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre;   y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza.  Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
 »A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo Pero a cualquiera que me desconozca delante de los demás, yo también lo desconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.

Mateo 10: 26 al 33


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